Otra vez domingo
Una vez más un domingo terrible. Soleado, pleno, insoportablemente agradable. No tan caluroso. Y estas ansias infinitas de morir. ¿Cómo explicarle a él que yo vengo de otro mundo, que para mí no brilla el sol?. Él no comprende esta angustia, este transcurrir desesperado, esta imposibilidad de ser. Él se va, así nomás, se va simplemente con su vida. Y yo, yo me quedo sola, nada más que conmigo, despedazándome de a poco, desarmándome, desplazándome entre palabras tristes y pensamientos como cuchillos. Lo extraño, ya lo extraño y al mismo tiempo no quiero que vuelva. Estoy cansada de vivir, harta de lidiar conmigo, con la tristeza infinita de mi madre, con las jefas perversas y las amigas lejanas. Estoy cansada de hacer de cuenta que estoy bien, de fingir alegrías, de inventar proyectos. Son demasiados años de soledad. Y este mandato de ser feliz, esa torpeza de los inútiles que no entienden la vida. Él me quiere, no lo dudo. Pero no sufre. No se deshace leyendo una poesía o mi...