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Río

  Alta, fértil, acuosa. La sangre en la isla es el río que vierte su ritmo arcaico sobre la tierra. Que susurra agua. Todo alrededor es vida. En su vientre, aparece entre los matorrales la mariposa Bandera que sobrevuela los pantanos con curiosidad embrionaria.  Hay dos o tres árboles con raíces fuertes que resisten tormentas, lluvias, truenos. Miles de cadáveres se hunden para siempre en el ciclo inevitable. Al final del día, cuerpos celestes: el jardín azul se desborda en estrellas.

los trenes sólo juntan polvo

Sólo personas tocando el sikus y niños sucios que bailan. Las vías ya no son suficientes. El tren pertenece al siglo XX, como el fútbol y las radios eléctricas

La ensaladera verde de mi abuela en un museo austríaco

La bandera de Austria está dividida en tres franjas horizontales: una roja, otra blanca y abajo, roja de nuevo. Pero la mía, mi bandera, era azul más bien oscuro, con algo rojo al costado y muchas estrellitas blancas esparcidas, más bien parecida a la verdadera bandera de Australia.  Más allá de esta confusión de nombres, había otro edificio que se erguía de pronto entre las calles, histórico y monumental, con un letrero tallado en piedra: ARGENTINA. Yo, desorientada, entraba (siempre entro), y allí se desplegaba un sinnúmero de cosas: objetos, utensilios típicos, almanaques, revistas, adornos, recuerdos. Todos representaban al país, que era el primero porque empezaba con A y los galpones estaban ordenados alfabéticamente. Por eso (?) después le seguía Bolivia, y así. Yo recordaba haber visto algunos de esos objetos en la casa de mis abuelos cuando tenía siete años. Me daba cuenta de que en el fondo, todos los objetos que nos rodean, tienen un sentido. Que ninguno está ahí "porque...

Locura y postpandemia: algunos poemas de Oquendo de Amat que leímos con Marjo

Ciclo de poesía, primer encuentro. 24 de junio de 2022- San Telmo POEMA DEL MANICOMIO Tuve miedo y me regresé de la locura Tuve miedo de ser una rueda un color un paso PORQUE MIS OJOS ERAN NIÑOS Y mi corazón un botón más de mi camisa de fuerza Pero hoy que mis ojos visten pantalones largos veo a la calle que está mendiga de pasos. _____________________________________________________________________________ MADRE Tu nombre viene lento como las músicas humildes y de tus manos vuelan palomas blancas Mi recuerdo te viste siempre de blanco como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso Entre ti y el horizonte mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos porque ante ti callan las rosas y la canción ____________________________________________________________________________ POEMA DEL MAR Y DE ELLA Tu bondad pintó el canto de los pájaros y el mar ven...

Tres párrafos de Felisberto Hernández

“ Celina no siempre entra en el recuerdo como entraba por la puerta de su sala: a veces entra estando ya sentada al costado del piano o en el momento de encender la lámpara. Yo mismo, con mis ojos de ahora no la recuerdo: yo recuerdo los ojos que en aquel tiempo la miraban; aquellos ojos le transmiten a éstos sus imágenes, y también transmiten el sentimiento en que se mueven las imágenes. En ese sentimiento hay un ternura original. Los ojos del niño están asombrados pero no miran con fijeza. Celina tan pronto traza un movimiento como termina de hacerlo; pero esos movimientos no rozan ningún aire en ningún espacio: son movimientos de ojos que recuerdan”. “ Ahora han pasados unos instantes en que la imaginación, como insecto de la noche, ha salido de la sala para recordar los gustos del verano y ha volado distancias que ni el vértigo ni la noche conocen. Pero la imaginación tampoco sabe quién es la noche, quién elige dentro de ella lugares del paisaje, donde un cavador da vue...

La imaginación

Los mejores recuerdos de mi niñez, están colmados de las imágenes que los libros infantiles con los que jugaba, formaban en mi cabeza. Quisiera, de vez en cuando, volver por unos momentos a aquél lugar maravilloso y único, las ensoñaciones, la certidumbre de saberme perpetua entre dos mundos: uno real, visible, cotidiano, y aquél otro, invisible, frágil y fabuloso.  Durante las tardes en las que recorría maravillada las páginas eternas de los libros, sabía reconocer en cada imagen una historia increíble y, por el contrario, cada frase me decepcionaba, me dejaba insatisfecha: las palabras que acompañaban las imágenes nunca resultaban suficientes. Hubiese querido poder escribir en aquel entonces, para llenar de historias todo lo que veía. Mi mente se disparaba, imaginaba, soñaba. Y así comencé a hablar sola. A dedicarle más tiempo del esperado y más energía de la que está socialmente aceptada exclusivamente para imaginar. Imaginar como un ejercicio solitario e íntimo, impregnado ...
La noche es clara. Clarísima y alta como la luna. Absorta en mi habitación, la nueva casa en la que habito se abre ante mí como un espectro silencioso. Solamente el ventilador suena. El aire entra por la ventana y es cauteloso y liviano como un pájaro pequeño.Transpiro letras que se me acumulan en la garganta y me asfixian si no las escribo. Él no me quiere. En realidad, nunca me quiso. Tiene el tiempo ordenado y su vida acomodada de forma tal que quererme no es un proyecto para él. Quererme sea quizás, un espacio infinito que no sucederá nunca. Solamente en mis ensoñaciones, en mis alucinaciones diurnas en las que estás conmigo hablándome, abrazándome, dándome todos los besos del mundo. Nada hay más allá de vos y de mí, de nuevo en la noche que se me vuelve oscura y frágil y cerrada, como en un círculo constante que mira y que vibra hacia cualquier lado en donde estés. Te pienso cercano, pero luego me doy cuenta de que todo es mentira, de que no estás y que nunca estuviste. Es tri...