domingo, 29 de octubre de 2017

augurios

En la arboleda más triste del mundo habitan unos seres incomprendidos y ajenos a estas tierras llanas y extensas.
Son los pequeños augurios con forma de estrella y con una lengua larga, muy larga, y salada como el mar.
Son azules y pintorescos, y a veces se pueden volver transparentes, cuando se precipitan sobre los transeúntes abriendo sus alas pequeñas y cayendo en picada sobre las cabezas de aquellos que pasean por el camino principal de la arboleda rodeado de rosas azules y silvestres, en las eternas tardes de calor agobiante y que generalmente, son jóvenes enamorados que se toman de la mano y que recitan palabras que les dictó de memoria su corazón durante la noche anterior.

No hay nadie que sepa sobre estos seres. Solamente sabe sobre ellos el Dios Olvidado.
Es un Dios que está triste porque ya nadie lo venera. Porque los humanos se han puesto a hacer otras cosas más importantes que creer en él y ya nadie se acuerda de rezarle, ni de evocarlo, ni siquiera ante la más devastadora catástrofe o la más intolerable incertidumbre. Se siente solo hace siglos. Espera pacientemente una y otra vez, pero luego se frustra. Se cansa cada vez más de no ser solicitado. Se cansa entonces, de ser un Dios y desea poder extinguirse como los animales terrestres. Morir al fin, saber qué hay del otro lado.
Así es como nadie acude al Dios olvidado y él piensa que es porque ya no lo necesitan.
Comienza a experimentar un vacío tan hondo como el espacio celeste, considera que se quedó sin identidad. O que perdió el trabajo.
No sabe llorar porque los Dioses no lloran ni ríen como hacemos los humanos. Ellos hacen ambas cosas al mismo tiempo, todo el tiempo.

Hasta que un día, el Dios Olvidado, recordó a los pequeños augurios alados que había creado una noche de infatigable alegría y emoción, y con un enorme esfuerzo.
Eran sencillos pedazos de él que había olvidado que existían.
Así que salió a buscarlos por el fondo del mar, por los tupidos valles del norte de África, por las extensas cadenas de la selva amazónica y hasta por las nubes bajas ennegrecidas de tierra.
Pero los augurios no estaban allí.
Estaban todos juntos, en un sólo lugar, en la arboleda más triste del mundo, en un país lejano, en un país del Sur.
El Dios se puso triste nuevamente al no encontrar a los augurios. Desistió de la búsqueda. Se enojó con él mismo, y por su misma e inevitable rabia, se arrancó ambos ojos con sus propias manos en un intento inútil de acabar con su existencia.
No murió porque los Dioses no mueren. Pero quedó ciego por el resto de la eternidad.

Y una tarde mientras jugaba con el viento oceánico de las costas del caribe, oyó a un augurio pequeño volar hacia él y lo sintió posarse sobre su cabeza. Era uno solo. Uno.
Y entonces, el Dios Olvidado comprendió que los augurios y él habían estados separados durante muchísimo tiempo. Y que ya no se reconocían, ni se necesitaban. Y que solamente aquél augurio le quedaba, quizás por casualidad, quizás porque estaba perdido.

Y entonces, fue cuando el pequeño ser alado, apenas si se sostuvo sobre la cabeza del Dios. Agonizó pocos minutos sin emitir sonido, para luego morir tranquilamente.
Y entonces su cuerpecito se fue con el viento oceánico.
Y nunca volvió.
El Dios olvidado, lloró lágrimas de mar y pensó que probablemente, los augurios habían encontrado algo gratificante que hacer, más que simplemente existir de forma errante y desordenada.
Y se acordó de pronto, de que a los augurios les encantan los árboles.
Supo al fin que debían encontrarse todos juntos (andan siempre juntos), en alguna arboleda perdida del mundo.

y además, en un ceguera imparcial e inapelable, recordó que a los augurios les encanta deslizarse sobre las lágrimas absolutas de los jóvenes enloquecidos de amor.

viernes, 27 de octubre de 2017

Veinte TIPS para las jóvenes que quieren viajar a Europa y no tengan un mango:


1) No desesperar. Nadie viaja a Europa con el corazón atragantado en la garganta y a punto de descomponerse de los nervios. Se debe ser paciente, muy paciente, y procurar evitar tener accidentes, quedar inmovilizada de por vida o ciega, y tomar todos los resguardos necesarios para no morir repentinamente, mientras se realizan todos los preparativos.

2) Conocer gente que haya viajado a Europa y que sea casi tan pobre como usted: las experiencias ajenas acerca de las múltiples estrategias y variantes que los seres humanos de Buenos Aires tenemos para arreglárnosla como sea y partir hacia el primer mundo son siempre más que inspiradoras. También conozca gente que tenga mucho dinero y que por eso haya podido viajar. Pregúntele de dónde sacó o cómo hizo tanto dinero y considere seriamente dedicarse a la actividad mencionada. 

3) Esté al tanto del precio del dólar y del euro los descuentos en los pasajes de avión, la cantidad de millas y horas de vuelo, seleccione en su cabeza los tipos de vivienda en los que estaría dispuesta a alojarse, hágase un mapa de subterráneos y trenes de aquella/s ciudad/es que quisiera visitar y procure hacer las averiguaciones necesarias en las embajadas pertinentes, respecto de los costos y tiempos para la entrada y permanencia en el país o los países de destino. Esto se debe a que, de presentarse alguna oportunidad repentina, se debe estar totalmente preparada para afrontar el viaje y arribo hacia un nuevo continente.

4) Si tiene la fortuna de conocer algún o alguna joven europeo/a mínimamente guapo/a y cordial, no dude en casarse de inmediato para obtener de esa manera la ciudadanía europea y así será mucho más fácil el ingreso a los países de la región. Si usted o él/la joven en cuestión se oponen a la institución del matrimonio por algún motivo moral y/o religioso entonces tenga con dicha persona algún hijo o hija y asegúrese por todos los medios posibles, que sea cumplida su intención de que el bebe nazca en territorio europeo. 

5) Ahorre todo el dinero que pueda. Como mínimo, asegúrese de tener lo suficiente como para no morir de hambre o de sed si alguna vez se encuentra perdida o sola en algún paisaje europeo. Cómprese una billetera o un chanchito de esos para ahorrar monedas para asegurar el dinero que vaya ahorrando y no le confíe a nadie su ubicación ni existencia. NO ABRA CUENTAS BANCARIAS NI PONGA EN CIRCULACIÓN SUS AHORROS. No se olvide nunca que el dinero real es mejor que el ficticio. 

6) Venda objetos personales que no use como ropa, discos, libros, instrumentos musicales, recuerdos de valor, muebles, zapatos, joyería, artefactos, utensilios de cocina, o cualquier otra cosa que le permita engordar su chanchito (y aprovechar para deshacerse de todo aquello que no usa o que ya no le sirve o trae malos recuerdos).

7) Búsquese algún hobby tal como aprender y enseñar un idioma (éste le sirve para practicar las lenguas europeas que no sean el castellano), hacer artesanías, pasear mascotas, reparar objetos, escribir estupideces en un blog, ser detective, sicaria, delincuente, youtuber, actriz famosa, etc., y aproveche ese dinero para comprar una maleta lo suficientemente grande como para viajar a Europa (y abrigo, si le alcanza). 

8) Lea día por medio las noticias de los principales diarios del primer mundo. Saber la situación política es pertinente para mostrarse interesante y atractiva frente a los nuevos contactos europeos que aparezcan en su vida.

9) Haga cursos de idiomas, talleres con extranjeros, grupos de estudios de alemán, lea revistas en inglés, vaya a ciclos de charlas sobre el anglosajón antiguo que tanto amaba Borges, rodéese de la cultura europea y de europeos que estén de visita, imite sus formas de hablar,aprenda sus códigos y sus modismos. Adopte su mismo humor, tengas similares conversaciones. Siéntase como una europea. 

10) Si tiene familiares europeos aproveche para intentar sacar alguna ciudadanía, contactarse con primos lejanos que no sabe si existen pero que pudiera alojarla cuando sea la hora del viaje, y sino, regodéese de su apellido europeo (si lo tiene) y explíqueles a todos sus nuevos contactos su origen y hábleles de las regiones de donde provienen sus parientes, muéstrese segura de que va a viajar.

11) Confíe en que el universo está de su lado. Respire tranquila y serénese. Siéntase calma y segura. Decidida. Aprenda a ver el mundo con ojos de superioridad, si puede hasta camine y mueva los brazos de otra manera. Convénzase usted misma de que va a viajar. Mire fotos y documentales de las ciudades a las que quiera ir. Asegúrese de reconocer sus calles y monumentos principales. SIÉNTALAS. Sueñe con ellas, descríbalas como si hubiera estado.

12) Aproveche las redes sociales que existen para buscar becas, concursos, pasantías, viajes de intercambio o cualquier otra oportunidad acorde con sus habilidades, que le permita pisar territorio europeo (de aquí la importancia de los puntos 3 y 5). Si no tiene redes sociales créeselas, asegúrese de contar con computadora e internet.

13) Victimícese frente a sus amigos, familiares y ex-parejas que han viajado a europa, haciéndoles sentir culpa de que ellos hayan viajado y usted no. Explíqueles la importancia que tendría para usted este viaje. Insístales en su voluntad de viajar. Pídales dinero prestado, recurra a cualquier humillación posible para conseguirlo, prométales cualquier cosa, invénteles cualquier excusa. Luego usted sabrá medir a quién le devuelve el dinero y a quién no.

14) Intente meterse de forma ilegal en algún barco o avión que viaje a Europa y que pueda trasladarla hasta allí. Esta opción es riesgosa y poco probable, pero es una posibilidad siempre presente.

15) Búsquese un trabajo formal. Luego de quedar contratada de forma efectiva, accidéntese a propósito y cobre una indemnización o hágale juicio a la empresa (esta es recomendable para aquellas que cuenten con amigos o familiares abogados).

16) Haga carrera política en algún partido nuevo y en ascenso. Milite, discuta, active, reparta volantes, organice actividades, ascienda, conozca gente, sea la mejor chupamedias del planeta. Llegue a un puesto político bien remunerado o conviértase en asesora de alguien con poder. OJO: NUNCA PERDER DE VISTA QUE EL OBJETIVO  DE TODO ESTO ES LLEGAR A EUROPA. ASEGÚRESE DE NO TENER REPRESALIAS GRAVES PARA SU INTEGRIDAD FÍSICA O PSÍQUICA EN CASO DE ABANDONAR REPENTINAMENTE LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA.

17) Estudie para azafata, pilota de avión, o carreras que generen excelentes ingresos y que le permitan viajar. Incluso puede llegar a puestos de Gerente, Directora o CEO (esta opción es muy recomendable porque es segura, pero es a largo plazo, y sujeta a los vaivenes de la coyuntura y de la vida suya en general, y más para nosotras las mujeres). No tenga hijos ni se compre propiedades. Ambos representan cuantiosas sumas de dinero que debe usted destinar a su viaje. No pierda nunca el horizonte.

18) Si es creyente de alguna religión, rece. Sino, invéntese algún Dios o Diosa de su agrado y récele, háblale, venérelo/a. Se sentirá en paz y con energía para insistir en su objetivo en caso de no haberlo logrado todavía.

19) Si todo lo anterior no funciona, búsquese un trabajo explotador y de muchas horas pero bien pagado, de modo que le permita ahorrar bastante dinero por mes. En caso de conseguir un trabajo así propóngase una dieta económica (y equilibrada, que no debilite su salud), coma arroz, lentejas, fideos. Tome agua y de postre fruta. Viaje a todos lados en bicicleta para ahorrar viáticos e invente alguna excusa para vivir en la casa de algún familiar o amigo de prestado. Nunca revele ANTE NADIE su verdadera intención, y recuerde que victimizarse en una opción quizás desagradable pero efectiva siempre.

20) La última opción de haber fracasado todas las anterior por obra indescifrable del destino, es construir una balsa con sus propias manos y disponerse a cruzar el océano entero al estilo Cristóbal Colón. Esta opción, por ser la última, es también la más riesgosa. Tenga en cuenta que puede perder su vida en este intento. Usted evalúe la situación, dependiendo de sus ganas, su ánimo, sus fuerza y su estado mental. En caso de decidirse a hacerlo tome todos los recaudos necesarios y escríbale una carta explicándole la situación a su familia y/o seres queridos. De asumir esta opción, le advierto desde ya, que usted es una joven muy valiente. Si tiene éxito con su balsa y logra llegar al otro continente, o si logra al fin su sueño mediante alguno de los anteriores tips mencionados, créame que nada habrá sido inútil, todo habrá valido la pena.



P.D.: Cuando llegue a Europa y luego de haber recorrido los lugares y de haber disfrutado bastante y tenga un buen rato para echarse y descansar, aproveche y agradézcale a su Dios/a, a sus familiares y amigos que le prestaron dinero o la alojaron en su casa. Siempre hace bien agradecer, no lo olvide.

jueves, 26 de octubre de 2017

él
y su risa de pájaro silvestre
sus ojos enormes, largos
que no tienen fondo
sus cabellos oscilando
frente al mismo viento suyo
su frente áspera
su boca inmediata
sonriendo sin fin,
atesorando
algún misterio
una especie de clavícula en su cuerdas
de guitarra
vocales
que evoca
su voz
QUE VIBRA
que vive

que aguarda

martes, 24 de octubre de 2017

Soñar con el Caribe

Soñar con el Caribe es como viajar gratis durante algunas horas y sin tener que hacer las valijas. El mar era turguesa y transparente, casi parecía ficticio, al igual que la arena que era blanca y frágil como si estuviera hecha de polvo de huesos de gaviota. Había algunas palmeras que acomodaban el paisaje para convertirlo en una postal turística. Y yo estaba allí, alegre, impresionada, conmovida ante semejante maravilla de la naturaleza, que sobrepasaba absolutamente todos los límites de mi imaginación y superaba por demás mis expectativas. Y sin embargo, allí, en ese lugar soleado, oceánico y único, yo no era feliz. No lo era. Sufría en soledad algo que callaba en el fondo, muy adentro, como si me apretara en los pulmones algún bicho de mar extraño. Yo veía a los demás jugar y divertirse enérgicamente entre las olas. Y yo no podía. Una fuerza extraña me impedía reír, ni siquiera ya entusiasmarme. En mi sueño yo me daba cuenta de que no pertenecía allí, que al final, había sido todo un sueño dentro de aquél sueño en el que yo creía que unas vacaciones al Caribe serían un descanso necesario para mi espíritu. Pero no, nunca es así. Yo non pertenecía allí en mi sueño y quizás, no pertenezca nunca a ningún lado.

lunes, 23 de octubre de 2017

cómo elaborar la savia de las ausencias que más que ausencias son fantasmas
cómo decirle a mi hija que no nació que daría por ella la vida que no tengo
cómo estrechar mis brazos hacia mi abuelo muerto, cómo rescatar del fuego a mi gata asustada
cómo revertir este impulso de saltar hacia el vacío
porque lo que pesa en el alma es tan poderoso
como el arte
como el tiempo
y esos ojos grises de guerra nuclear
y tu boca que difama la violencia
esos gritos seculares que no dicen nunca nada
la derrota implícita de no saberse aquí
por qué para qué
la frustración
la calle
el humo de las gomas quemada que huelen a insistencia
los trozos de humo que no dejan jamás
de mirar hacia adelante
de ser
de ser

de nuevo

de nuevo me siento
me
siento
tan
patéticamente
absurda
como si me cayeran ojos de las lágrimas
y como si tuviera huesos en vez de estas alas
yo no sé por qué es así
yo no comprendo
hay un alma radiante mirándome

yo sé
que hay un jardín
al fondo
al final
atrás
donde nadie muere
donde nadie me mira
del que nadie se va

sábado, 14 de octubre de 2017

anoche Gena murió

y se llevó con ella sus cuatro patas blancas
su cuerpo suave y gris como una nube,
las historias que nunca me podrá contar
los maullidos de sueño, de hambre, que no serán nunca
su ronroneo que duró casi hasta el final
casi hasta el momento en que estiró el cuello hacia mí
y abrió su pequeña boca
como buscando un aliento
para su último aire
ella supo
que era el último aire
y yo no pude hacer nada más
que mirar con horror
sus ojitos ya cerrados
su pelo mojado, ya débil e inservible,
se desplomó sobre mi mano
se quedó como dormida
dejó de temblar, de moverse
se puso tiesa, dura
abrió sus ojos que no miraban nada
y era la muerte
otra vez este espanto
otra vez
este monstruo encadenado rugiendo en mis costillas
el saber que se acabó todo
que ya nunca más
y la culpa de lo que no hicimos
el horror,
la angustia revuelta,
la impotencia de no poder revivirla,
los recuerdos de las pasadas muertes
esas que quedan y quedan
como instaladas en el cuerpo
como tatuajes que se definen y redefinen
con cada cosa que nos pasa

y ahora
en esta tarde radiante, ventosa, primaveral
que parece más hermosa luego de una desazón tan honda
no está Gena, y tal vez, tampoco estoy yo
que quisiera haberme ido con ella
un poco, es cierto,
pero hubiera querido
que me llevara al otro lado de la vida
donde no existe más este dolor
y no existe esta tristeza tan visceral
estas ganas de rendirse de una vez,
de tener paz al fin,
de volver con los muertos,
porque ya no importa nada, a veces,
al fin,
volver al fin y no regresar nunca


domingo, 8 de octubre de 2017

domingo con Gena

Gena duerme
con una calma utópica, fantástica,
parece que respirara aromas naturales,
rítmica imagen de su esencia animal
la miro y observo aquél todo
sublime, como un ángel
mágica y nocturna,
y pareciera, toda ella,
como venida de otro mundo,
de un allá que no existe
de un quién sabe dónde,
de dónde viene Gena, que no es sino
una casualidad pequeña.


Respira sus maullidos contenidos,
estira sus cuatro patas blancas,
bosteza y se le salen
pequeñas reverberancias
por su boca de gata.
Me mira desde lo más hondo
de sus pupilas estrelladas
a través de su aureola celeste y felina
me mira y me cuenta historias lejanas
de tiempos que no existieron nunca
pero que sin embargo
soy capaz de imaginar
y de vislumbrar del todo,
con los más absolutos y
recónditos detalles
porque ella me inspira con su
simpleza, con
su cuerpo efímero y delgado
con el que salta, se trepa, camina
explora
el mundo

tan grande
para ella

tan triste
para mí
tan ovalado
para los físicos
tan terrible
para los tristes
como yo

tan absurdo
para los borrachos
tan pequeño
para los poetas

y yo
que casi no duermo
por querer ser como Gena
por mirarla embelesada,
narcotizada,
como si nunca hubiera
visto,
como si no supiera
sobre aquella paz
de un cuerpo que no sabe,
de un cuerpo que
duerme y
que respira.










martes, 3 de octubre de 2017

Cuando viajo en el 59

Últimamente paso los días comiendo en los mcdonalds o yendo a la verdulería a comprar una lechuga criolla, dos tomates perita y media doce de huevos para almorzar en mi trabajo, siempre a las dos de la tarde. Me deprimen terriblemente las horas y horas que paso en la oficina y que generalmente se me hacen eternas y tediosas. A veces sin embargo, le tomo gusto a la soledad implícita de los papeles y los monitores, y me quedo en mi trabajo hasta tarde. Me gusta ver por el enorme ventanal cómo va anocheciendo, me gusta ver apagarse el cielo no sin antes estallar en colores y luego oscurecerse todo en apenas unos instantes, en los que se alza la luna. Me hace sentir menos sola saber que anochece, y que el día transcurre, que ya transcurrió un día más, otro, y yo allí, ya sola, sentada frente a una pantalla con muchas ventanas de internet abiertas y casi siempre un word en el que escribí algo pero que siempre dejo por la mitad. A veces leo un poco, trato de estudiar pero no logro concentrarme. Pienso, me imagino, entro al Facebook una y otra buscando todavía no sé bien qué cosa. A veces de pronto me siento inútil, siento angustia y de pronto, me siento tonta y pequeñita como un roedor huidizo y triste. Transpiro rabia y palabras que se quedan allí y que no salen. Cuando salgo de mi trabajo, camino dos cuadras hasta la parada del bus. A veces espero el colectivo comiendo una hamburguesa o algo salado que compré por ahí, pero no me subo al primero que pasa, sino que dejo que pasen dos o tres y al cuarto o quinto, lo corro con absurda desesperación. Como si estuviera en una película de bajo presupuesto, actúo y simulo verlo a último momento y entonces, me largo a correr casi una cuadra entera, e incluso a veces si el semáforo se pone en verde, no lo alcanzo. Algunas personas me miran con curiosidad, o al menos eso me parece. Los choferes del colectivo con frecuencia no me abren la puerta, pero algunas veces sí. Yo creo que depende del humor o de qué tan apurado esté aquél hombre anónimo que siempre me parecerá el mismo, todos los días cambia pero para mí es el mismo. Si tienen la amabilidad de abrirme la puerta, me agrada subir agitada por mi espectacular corrida, con la boca abierta para respirar y diciendo gracias con una sonrisa leve e incluso con la mirada fija. En general, aquellos hombres me sonríen también y eso me gusta, porque no me gusta pelear y me siento cómoda en la cordialidad y el respeto civilizado que todos simulamos cuando subimos al bus. Olvidé mencionar antes que siempre elijo el colectivo cuando está casi vacío, ya que me niego a viajar parada o en un asiento que me desagrade. Me siento siempre en el mismo lugar: del lado derecho en el asiento de a dos personas, sobre la rueda, al lado de la ventana. Mientras estoy allí, escucho música en mi celular y también oigo la radio fm porque me emociona que suene de pronto una canción que hace rato no escuchaba y que me trae recuerdos tristes o alegres, no importa. Sentada allí también, escribo, leo, estudio, pienso, sobretodo pienso. Las mejores ideas, los argumentos más lúcidos, los monólogos más contundentes, las decisiones más importantes las he tomado así, sentada y rígida con las pupilas como faroles, mirando por la ventana del 59, siempre a la derecha. Como ya me sé de memoria el recorrido, no me hace falta mirar, ni levantar la vista si no quiero, para darme cuenta en qué parte del trayecto estoy. El colectivo me lleva y el momento que más detesto es cuando tengo q bajarme. Siempre quiero seguir viajando toda la noche, durante horas, hasta que amanezca. Horas y horas, viajando, pensando, leyendo, escuchando música, recorriendo toda la ciudad y el conurbano bonaerense. Amaría el hecho de no tener apuro de ningún tipo y poder viajar y viajar, y ni siquiera me importaría ser la única pasajera. No me importaría, repito. Es realmente maravilloso poder sentir cómo el colectivo acelera, me encanta cuando toma velocidad y por eso me encanta viajar de noche, porque hay menos tránsito y el recorrido es fluido y directo. Es increíble cómo de noche la ciudad cambia, se vuelve distinta, se prende, florece y yo la noto mucho más hermosa, más limpia y agradable, como eternizada, más pequeña y calma. Mi conciencia clasemediera me permite disfrutarla así, sin más y por la absurda costumbre de haber nacido entre el cemento fatal y el humo de los autos. El viaje cotidiano, se vuelve tan absurdamente propio e íntimo, como cualquier hecho rutinario, diario. Nunca hablo con nadie en el colectivo, no me agrada la gente en general, ni siquiera me interesa escuchar sus conversaciones. Pero sí me gusta mirar los rostros, observar sus actos. En general leen, o están enfrascados y encorvados haciendo algo con el celular. Casi no se miran entre sí, todos sabemos que somos extraños que confluimos allí por maniobras del destino y que no volveremos a vernos nunca y a ninguno nos importa. Me gusta también mirar los rostros de los pasajeros de los colectivos cercanos, por ejemplo cuando frenan al lado del bus en el que estoy yo. Me gusta mirarlos fijo a los ojos, casi hasta intimidarlos, sostenerles la mirada por un rato hasta que se cansen o hasta que arranque el colectivo. A veces me sostienen también la mirada, otras veces me evitan, otras veces ponen cara de extrañeza. Y yo me imagino quiénes serán, cómo serán sus vidas, a dónde irán, de dónde vendrán, qué pensarán, cuál será su visión del mundo, si será la misma que la mía o si no. Y me divierto, absurdamente me divierto.

martes


se me van abriendo los pulmones como globos
cada vez que intento respirar me cuesta más
no alcanzo, no me llega el aire
mis brazos son demasiado cortos y tienen frío
a quién más se le retuercen las venas
en cada intento de escarbar más y más
en las tinieblas insólitas del pasado
que retorna una vez y otra y otra
como si no pasara nada
tengo que hacer un esfuerzo sobrenatural para no decir
lo que pienso para no
lastimar porque soy demasiado
comprensiva demasiado
ingenua o quizás
simplemente
porque no sé qué decir
porque lo que me pasa
no tiene palabras
porque las palabras
no alcanzan
no son como el agua
no hierven
no apagan el fuego
no calman la sed
no arrasan la sal,
quizás apenas
a veces
solamente
consuelan
y un poco
pero nada más
y a veces
nada


Masacre



voy a desvestir las palabras
de a poco, letra por letra
y sílaba por sílaba
como para decir aquello
que se esconde dentro
o mejor dicho aquí
o mejor dicho
detrás