martes, 24 de octubre de 2017

Soñar con el Caribe

Soñar con el Caribe es como viajar gratis durante algunas horas y sin tener que hacer las valijas. El mar era turguesa y transparente, casi parecía ficticio, al igual que la arena que era blanca y frágil como si estuviera hecha de polvo de huesos de gaviota. Había algunas palmeras que acomodaban el paisaje para convertirlo en una postal turística. Y yo estaba allí, alegre, impresionada, conmovida ante semejante maravilla de la naturaleza, que sobrepasaba absolutamente todos los límites de mi imaginación y superaba por demás mis expectativas. Y sin embargo, allí, en ese lugar soleado, oceánico y único, yo no era feliz. No lo era. Sufría en soledad algo que callaba en el fondo, muy adentro, como si me apretara en los pulmones algún bicho de mar extraño. Yo veía a los demás jugar y divertirse enérgicamente entre las olas. Y yo no podía. Una fuerza extraña me impedía reír, ni siquiera ya entusiasmarme. En mi sueño yo me daba cuenta de que no pertenecía allí, que al final, había sido todo un sueño dentro de aquél sueño en el que yo creía que unas vacaciones al Caribe serían un descanso necesario para mi espíritu. Pero no, nunca es así. Yo non pertenecía allí en mi sueño y quizás, no pertenezca nunca a ningún lado.

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