Gena duerme con una calma utópica, fantástica, parece que respirara aromas naturales, rítmica imagen de su esencia animal la miro y observo aquél todo sublime, como un ángel mágica y nocturna, y pareciera, toda ella, como venida de otro mundo, de un allá que no existe de un quién sabe dónde, de dónde viene Gena, que no es sino una casualidad pequeña. Respira sus maullidos contenidos, estira sus cuatro patas blancas, bosteza y se le salen pequeñas reverberancias por su boca de gata. Me mira desde lo más hondo de sus pupilas estrelladas a través de su aureola celeste y felina me mira y me cuenta historias lejanas de tiempos que no existieron nunca pero que sin embargo soy capaz de imaginar y de vislumbrar del todo, con los más absolutos y recónditos detalles porque ella me inspira con su simpleza, con su cuerpo efímero y delgado con el que salta, se trepa, camina explora el mundo tan grande para ella tan triste para mí tan ovalado para los físic...